josé parrilla | valencia Primer pleno con contenido y primera promesa cumplida: la sentencia de muerte del plan del Cabanyal. Tal como habían anunciado los partidos que integran la coalición de Gobierno, ayer se aprobó, con apoyo de Ciudadanos, una moción por la que se insta a la Generalitat a derogar un plan cuyo eje era la polémica prolongación de Blasco Ibáñez. Fue un «día histórico» para los vecinos que han luchado durante casi dos décadas para salvar el barrio y así lo reconocieron con una salva de aplausos, algo inusual, por prohibido, en el hemiciclo municipal.

Aunque ese era el final del debate, los vecinos fueron protagonistas desde el principio. La portavoz de Salvem el Cabanyal, Maribel Doménech, en representación de cinco entidades del barrio, tomó la palabra para resaltar, emocionada, que «la amenaza del Pepri (Plan Especial de Protección y Reforma Interior del Cabanyal-Canyamelar) se va a acabar». «El mal sueño se acaba y termina también una lucha que ha durado 17 años», recordó.

Según Doménech, el Cabanyal ofrece ahora «un paisaje desolador», con decenas de solares llenos de basura y «población en exclusión social» introducida, dijo, por el PP «para obligar a los vecinos a vender sus casas». Pero «a día de hoy también podemos decir que gracias a la resistencia de los vecinos y al nuevo gobierno hemos ganado». «Hoy es el día después de la resistencia», señaló entre aplausos del público, del propio equipo de Gobierno y de los concejales de Ciudadanos, cuyo portavoz sólo reprochó que ahora no les tenga en cuenta.

Únicamente permanecieron impasibles los representantes del PP, cuyo portavoz, Alfonso Novo, empezó su alocución con un «parece que esto fuera la guerra», cuando «siempre hemos actuado pensando en lo mejor para el barrio y sin especulación». A su juicio, la derogación del plan es «precipitada» y sólo puede obedecer al miedo de los nuevos gobernantes a que el Ministerio de Cultura acepte el plan alternativo de los populares. Y advirtió que la tramitación de un nuevo Pepri supondrá una nueva paralización de licencias, por lo que propuso que se aprovechen partes de su plan y se aligere el proceso.

El derecho de réplica en este caso se lo reservó el propio alcalde, Joan Ribó. El momento lo merecía y habló con contundencia. «Estoy seguro de que cuando vean el resultado de la derogación todos lo celebraremos, también los que ahora dicen ?no? porque no les queda más remedio».

Tras equiparar esta paralización con la que salvó el Saler, el cauce del Turia o el barrio del Carmen, dio sus más efusivas gracias a la ciudadanía, a la que le prometió revertir el estado de «degradación» en que se encuentra el barrio. «Costará trabajo, porque las condiciones en que lo dejan son difíciles, pero lo conseguiremos». Y lo harán, dijo, «respetando su valor patrimonial», porque «barrios como el Cabanyal hay pocos en el mundo y avenidas hay muchas».

Respecto a las buenas intenciones del PP aseguró que no se las cree. A su juicio, lo que ha pasado de aquí para atrás ha sido «castigar al Cabanyal por no compartir sus intenciones».